Durante los últimos meses el euro ha recuperado parte del terreno perdido, pero el dólar sigue siendo una moneda fuerte. Y eso, aunque suene a noticia lejana, afecta directamente a tu viaje. Hoy, el tipo de cambio ronda los 1,15 dólares por euro, lo que a simple vista puede parecer positivo. Sin embargo, cuando te detienes a hacer las cuentas reales, ves que cada dólar te cuesta más que hace un año y que moverte por Estados Unidos con euros en el bolsillo es, simplemente, más caro.

Puede que pienses que con el euro más estable el cambio debería beneficiarte. Pero no siempre funciona así. En la práctica, entre las comisiones bancarias, las tasas de cambio menos favorables y los precios internos de Estados Unidos, tu dinero rinde menos de lo que imaginas. Al final, cada desayuno, cada trayecto en metro o cada hotel se siente un poco más caro.
Por qué el tipo de cambio encarece tu viaje
Cuando el dólar se fortalece, todo lo que compres o pagues allí te cuesta más. Si el año pasado cambiabas 1.000 euros y te daban unos 1.200 dólares, ahora con esa misma cantidad te dan cerca de 1.150 dólares. No parece una gran diferencia, pero si estás de viaje varios días, el impacto se nota. A eso hay que sumarle que la inflación estadounidense ha encarecido muchos servicios turísticos: desde hoteles hasta transporte, sin olvidar la restauración.
Además, no todo depende del tipo de cambio oficial. Las casas de cambio, los aeropuertos o incluso los bancos suelen aplicar un tipo propio y añadir comisiones por la operación. Y si usas tu tarjeta española, las compras en dólares pueden incluir un recargo del 1 % o 2 %, además del tipo de cambio que decida tu banco. En resumen, el coste real de cambiar euros por dólares es bastante mayor de lo que te dice la cifra del mercado.
El motivo del fortalecimiento del dólar está en una mezcla de factores: la política monetaria de la Reserva Federal, los flujos de inversión hacia Estados Unidos y un contexto global que sigue viendo al dólar como refugio. Todo eso hace que el euro, aunque estable, se mantenga en desventaja cuando viajas al otro lado del Atlántico.
Qué puedes hacer para no perder tanto en el cambio
Si vas a viajar pronto, hay algunas cosas que puedes hacer para que el tipo de cambio no se coma parte de tu presupuesto. Lo primero, planifica con tiempo. No esperes al último día para cambiar dinero. Las entidades suelen ofrecer mejores tasas si haces el pedido online o si cambias importes medianos con antelación. Lo segundo, compara opciones. Las casas de cambio del aeropuerto suelen ser las menos favorables, mientras que algunas entidades o fintech ofrecen condiciones más ajustadas.
También puedes combinar métodos. Llevar una parte en efectivo y otra en tarjeta suele ser la mejor estrategia. Algunas tarjetas específicas para viajar no aplican comisión por cambio de divisa, lo que te ahorra bastante en un viaje largo. Por último, controla tus pagos: cuando te den la opción de pagar en euros o en dólares, elige siempre dólares. La conversión que aplican los comercios cuando seleccionas euros suele ser mucho peor que la de tu banco.
El objetivo no es hacer un máster en divisas, sino que entiendas cómo un dólar fuerte puede encarecer tu experiencia incluso cuando crees que el tipo de cambio es favorable. Si planeas un viaje de ocio o trabajo, calcula con un pequeño margen extra. Esa diferencia de 50 o 100 dólares en gastos puede marcar el límite entre disfrutar sin pensar o estar pendiente de cada movimiento de la tarjeta.
En definitiva, viajar a Estados Unidos en este momento sigue siendo posible, pero más caro que hace un par de años. El tipo de cambio juega en tu contra, los precios en dólares están más altos y los márgenes de las entidades al cambiar moneda tampoco ayudan. Si te organizas bien y eliges cuándo y cómo hacer el cambio, puedes reducir el golpe. Pero no hay duda: el dólar sigue mandando, y cada euro vale un poco menos cuando aterrizas en suelo americano.