¿Interesan las tarjetas con cambio de divisa automatizado?

Cada vez es más sofisticado el servicio que una tarjeta de crédito puede llegar a ofrecer a los usuarios. Algunos servicios, que antaño parecían muy complejos, se han convertido en una costumbre y apenas les concedemos importancia, pero la tienen, y mucha. Uno de ellos es el poder utilizar los cambios de divisa automatizados, pero, ¿realmente merece la pena este servicio?

Aunque vamos a desarrollarlo más a fondo posible este tema, hay que señalar en primer lugar que no hay una respuesta única. Sobre todo, porque no todas las tarjetas ofrecen las mismas prestaciones: si tenemos una tarjeta que nos exime de determinadas comisiones, por ejemplo, los costes finales de las conversiones de divisa pueden ser realmente rentables, en otros casos no.

¿Cómo funciona la conversión de divisa en las tarjetas?

Supongamos que queremos realizar una conversión de nuestra cuenta natural en euros a dólares ya que estamos en un país en el que se utiliza esta moneda (en general esto se puede utilizar con diferentes divisas, pero el cambio euro dólar es el más común).

El sistema realmente los complejos, accedemos al terminal y solicitamos la cantidad que deseamos extraer convertida en dólares. El proceso es automático y realmente rápido, se realiza el cálculo de conversión y se nos ofrece la divisa ya cambiada en metálico.

El proceso de conversión se basa en el tipo de cambio que en ese momento el banco considera que debe aplicar (o el operador de la tarjeta).

Por tanto, como vemos, cuando la tarjeta tiene la funcionalidad asociada de cambio de divisa, el funcionamiento es muy sencillo y no requiere de ningún tipo de acción extra.

¿Qué supone la conversión de divisas en las tarjetas?

La conversión de divisa, aun siendo una acción sencilla, tiene ciertas dificultades que siempre deberíamos valorar. O, mejor aún, más que dificultades tiene costes que deben ser tenidos en cuenta para calcular si ese es el modelo de cambio que más nos interesa o, realmente, nos interesa acudir a otro tipo, por ejemplo, a un banco o una casa de cambio.

En primer lugar, la comisión por cambio de divisa. Aunque es cierto que existen algunas plataformas y tarjetas que reducen estas comisiones, o incluso las elimine hasta ciertas cantidades, se trata de una comisión que en general va a aplicarse a cualquier cambio de divisa con tarjeta. El importe puede variar y puede ir desde el 3% (lo más habitual) hasta el 5% e incluso más.

Lógicamente, esta comisión ya supone una merma de dinero en su aplicación. Si tenemos en cuenta que las tasas cambiarias y las comisiones en un banco no suelen aplicar estas comisiones, o suelen ser menores, hay tenemos una diferencia a tener en cuenta.

Por otro lado, tampoco debemos olvidar que, si estamos realizando un cambio de divisa en un país extranjero, utilizando un cajero automático de una entidad distinta a la nuestra, nos encontramos sujetos a las comisiones por disponibilidad de metálico que el banco o red propietarias del terminal disponga, con lo cual se sumaría una comisión doble. Es cierto, que las comisiones por disposiciones metálico se han reducido de manera considerable, pero, aun así, ya suma otra cantidad más a tener en cuenta.

 

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