El dólar flojea y el euro lo aprovecha
El mercado de divisas lleva unos días moviditos. El euro, que venía de semanas algo apagado, ha empezado a recuperar pulso frente al dólar. Este lunes ha tocado los 1,1405 dólares, su nivel más alto desde finales de abril. Y no ha sido casualidad.

La noticia que ha animado a la moneda europea tiene que ver con una de esas decisiones que dan la vuelta a todo en segundos: Donald Trump ha decidido aplazar hasta el 9 de julio los aranceles del 50% a las importaciones procedentes de la Unión Europea. Así, sin más. Esa pausa ha sido suficiente para que los mercados respiren, al menos por ahora, y la confianza en el euro vuelva a crecer.
Pero ojo, que no es solo eso. Hay otro factor de fondo que está desgastando al dólar: las dudas fiscales en Estados Unidos. Trump ha aprobado más gasto público y nuevos recortes fiscales, y eso ha empezado a hacer mella. El déficit no para de crecer, y los inversores están cada vez más incómodos con el rumbo que está tomando la economía estadounidense. Resultado: el billete verde se debilita y el euro se aprovecha.
¿Y qué implica todo esto para el bolsillo?
Si tienes pensado viajar a Estados Unidos o estás pendiente de hacer alguna compra en dólares, el momento puede ser interesante. Un euro más fuerte te da algo más de margen para gastar. Tu dinero vale más allí, al menos por ahora.
También hay quienes miran esto desde el punto de vista inversor. Si gestionas una empresa que opera con clientes en dólares, o si estás en algún fondo que invierte en EE. UU., el cambio de tendencia puede afectar a tus márgenes. De ahí que muchos estén revisando ya sus coberturas de divisa y ajustando sus cuentas.
Claro, tampoco hay que confiarse. El mercado de divisas tiene ese punto caprichoso que puede girarse sin avisar. Y aunque el euro esté cogiendo aire, no hay garantías de que vaya a durar. La clave está en lo que ocurra con esos aranceles, en si finalmente Trump decide apretar el botón o no. Y, sobre todo, en cómo evolucionen los datos macroeconómicos de ambos lados del Atlántico en las próximas semanas.
Eso sí, lo que ha quedado claro es que el euro no está tan débil como algunos pensaban. Y que, si el dólar sigue perdiendo fuelle, podríamos estar ante un movimiento más largo de lo que parecía.