El euro está intentando algo serio. Desde hace semanas, el EUR/USD viene ganando terreno, dejando atrás niveles que llevaban tiempo sin tocarse. A estas alturas de julio, la pregunta está clara: ¿puede el euro romper la barrera de 1,180 antes de que acabe el mes? Vamos al grano.

El gráfico apunta alto, pero no asegura nada
El par ha estado cómodo entre 1,170 y 1,175, con algún coqueteo hacia arriba, y muchos ya hablan de una posible ruptura de los 1,180. ¿Motivos? Varios. Técnicamente, el euro está dentro de una estructura alcista desde marzo, con un canal que no se ha roto y que sigue empujando. El soporte se mueve en torno a 1,1575 y la zona de resistencia crítica está justo donde nos interesa: 1,1775–1,1800.
El RSI se mantiene en zona saludable, rondando los 60, sin señales de agotamiento claras, lo que deja espacio para una subida más. El MACD también sigue acompañando, aunque ya con menos entusiasmo que en junio. En resumen, los indicadores todavía permiten soñar con más recorrido al alza, pero no hay margen para despistarse: si el precio no rompe los 1,180 con decisión, lo normal sería ver un retroceso a los niveles previos.
El contexto juega a favor del euro, pero no lo tiene hecho
Más allá de los gráficos, el entorno también empuja. El dólar está bajo presión. Las expectativas de que la Reserva Federal recorte tipos este año siguen creciendo, y eso debilita a la moneda estadounidense. Mientras tanto, el Banco Central Europeo sigue sin moverse demasiado, lo que reduce el diferencial y hace más atractivo al euro frente al dólar.
Pero hay más. El sentimiento global ha cambiado. Muchos fondos están reduciendo exposición al dólar, buscando alternativas y anticipando que su papel como activo refugio ya no es lo que era. Eso provoca flujos hacia el euro, que vuelve a parecer más estable en un momento en el que Estados Unidos transmite más dudas que certezas.
En este escenario, romper los 1,180 no es una locura, pero requiere una chispa. Algo que lo empuje: un dato macro, una declaración potente o una caída más marcada del dólar. Sin eso, el euro puede seguir rondando esa zona sin llegar a superarla con claridad.
Entonces, ¿puede hacerlo antes del 31 de julio?
Puede. No es el escenario más probable, pero está sobre la mesa. Si esta semana llegan datos flojos de EE.UU. o el mercado interpreta que el primer recorte de tipos está más cerca, el euro lo puede aprovechar. Pero hay que tener en cuenta que estamos en una fase de consolidación, y si no hay catalizadores, lo normal sería ver al par moverse entre 1,1600 y 1,1775, sin rupturas relevantes.
Aun así, si el euro rompe los 1,180, el siguiente objetivo natural sería la zona de 1,185–1,190. Pero cuidado, porque ahí ya entramos en una zona donde muchos pueden empezar a recoger beneficios. Y si eso ocurre sin volumen que lo respalde, la subida puede ser efímera.
La estructura técnica es buena, el entorno ayuda y el mercado quiere más, pero sin un empujón adicional, superar los 1,180 antes de final de mes no es tarea fácil. Eso sí, si lo consigue, puede marcar el inicio de un tramo nuevo y más ambicioso para el euro en el segundo semestre del año.