¿Sigue mereciendo la pena el pago en metálico?

Cuando las operaciones financieras por Internet han crecido de manera exponencial, y el mercado de divisas, con pares como el euro/dólar genera un tráfico operativo inmenso al día, parecería que el uso del dinero en metálico está de capa caída, pero esto no es exactamente así.

DINERO EN METALICO

El dinero en metálico sigue siendo un modelo de pago fundamental, no sólo en entornos menos desarrollados donde las nuevas tecnologías están menos implantadas, sino también en países desarrollados, algunos de ellos en el ámbito europeo, por ejemplo, donde la tradición del uso de dinero en metálico está muy extendida.

Esto hace que nos planteemos los motivos por los que, para muchas personas sigue mereciendo la pena el pago en metálico, vamos a tratar de entender un poquito más este fenómeno.

Por qué se sigue eligiendo el pago en metálico

Obviamente no hay un único motivo para entender la elección de dinero en metálico como mecanismo de pago preferente respecto opciones, teóricamente más cómodas. Aquí encontraremos desde aspectos culturales hasta de rechazo tecnológico, o, simplemente practicidad.

Vamos a tratar de entender un poquito estos 3 grandes grupos de motivos por los que se elige el pago en metálico por encima de otros modelos.

Un paradigma de todo esto lo tenemos en Alemania. Es uno de los países con mayor evolución de inicial financieros tecnológicos, pero la vez, uno de los países de Europa donde aún se siguen utilizando el dinero en metálico con mayor volumen de transacciones.

El aspecto cultural es importante de todo esto. Países con una larga tradición de uso de dinero en metálico, e incluso países que han atravesado graves crisis inflacionarias, en las que el dinero perdido valor de manera alarmante, valorar más el pago en metálico entendiendo el dinero como un bien tangible.

Lo anterior también se puede asociar no sólo a países en vías de desarrollo, sino a países desarrollados.

Otro aspecto muy relevante es el rechazo tecnológico. Debemos pensar que hace poco más de 30 años, el pago por Internet era ciencia-ficción y aunque las tarjetas de crédito y débito ya estaban extendidas, no era método de pago mayoritario por encima de pago en metálico.

Si entendemos esto, entendemos que, para una parte muy importante de la población, los nuevos modelos de pago no sólo no son activos, es que son extraños. Lo cual genera rechazo y miedo a partes iguales. Es cierto que son ámbitos que están modificándose con el paso del tiempo, pero también tiene un peso relevante.

A lo anterior hay que sumar los costes, gastos y comisiones que en muchas ocasiones acarrea el pago con métodos digitales, algo que no ocurre de manera directa por el metálico que hace que muchas personas se retraigan en este sentido.

 

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