El euro da señales, pero el escenario aún no está claro
El euro se ha estado moviendo con más fuerza estos últimos meses, y eso no es casualidad. Tras un 2024 algo estancado, la moneda europea ha empezado 2025 con mejor pulso frente al dólar. De hecho, lleva semanas coqueteando con la zona del 1,12 o 1,13, lo que ha despertado una pregunta que, aunque parezca algo prematura, ya circula entre analistas e inversores: ¿puede el euro alcanzar el 1,30 frente al dólar?

La respuesta corta sería: no es imposible, pero tampoco es el escenario más probable a corto plazo. Para que eso ocurra, Europa tendría que alinear varios factores a su favor, y lo cierto es que algunos siguen bailando en la cuerda floja. La economía estadounidense, por su parte, no lo está poniendo fácil. Aunque ha dado algún que otro síntoma de enfriamiento —el PIB se contrajo ligeramente al inicio del año—, el dólar sigue teniendo ese halo de refugio cuando hay incertidumbre. Y eso, en los mercados, pesa.
Qué tendría que pasar para ver el euro en 1,30
Aquí es donde se pone interesante. Porque no basta con que el dólar flaquee. Europa tendría que mostrarse más sólida y decidida, empezando por una recuperación económica más contundente. Algo de movimiento hay, sí, pero aún no suficiente como para lanzar la moneda única a ese nivel.
Además, el Banco Central Europeo tendría que adoptar una postura algo más dura. Hasta ahora, ha ido con pies de plomo. Y con la inflación sin dar tregua en algunos países, cuesta imaginar un BCE subiendo tipos de forma agresiva, al menos en los próximos meses. Pero si lo hiciera, o al menos dejara caer la posibilidad, eso sí podría dar alas al euro.
A todo esto se le suma la percepción de los mercados. Si los inversores recuperan el apetito por los activos europeos —y eso va más allá de los números macro, hablamos también de estabilidad política y confianza institucional—, entonces podríamos ver una tendencia clara al alza.
Pero también hay piedras en el camino. La fragmentación política en Europa, los temores sobre el crecimiento en Alemania o Francia, y los coletazos de la guerra comercial global siguen ahí. Y si la Reserva Federal de EE. UU. decide mantener los tipos de interés altos o incluso volver a subirlos, el dólar podría repuntar y enfriar de golpe las aspiraciones del euro.
Así que sí, el 1,30 está ahí, en el horizonte, como una meta que suena bien, pero que de momento sigue siendo más un escenario de fondo que una realidad próxima. Queda ver cómo se comportan los grandes bloques económicos durante el verano. Porque en este mercado, lo que hoy parece lejano, mañana puede estar a tiro.